lunes, 18 de diciembre de 2017

Lita Cabellut, artista visceral y apasionada


Si mis pinceles no pudieran hablar,
 Si mis pies no fueran capaces de dar un paso adelante o volver
 para ganar perspectiva en lo que veo, Si en mi cabeza la confusión y la duda no reinaran, si no lloro, me río.
 Si no estuviera deslumbrada por el blanco y conmovida por el añil,
 qué soledad tendría conmigo misma.
(Lita Cabellut)


Hay pocas veces que un artista deja impasible la mirada del espectador.

     Hay artistas que trabajan la belleza exterior, hay artistas que trabajan la belleza interior, hay artistas que trabajan la fealdad, hay artistas que provocan en tu interior un desasosiego infinito, hay artistas que te hacen emanar una sonrisa, hay artistas que no los comprendes, hay artistas que te sientes cómplice, hay artistas que  trabajan lo femenino, hay artistas que trabajan lo masculino, hay artistas que trabajan el género del retrato, hay artistas que trabajan en el paisaje interior de un colectivo, hay artistas que trabajan la materia, hay artistas que trabajan el color, hay artistas que trabajan las texturas, hay artistas que trabajan con fotografía, hay artistas que trabajan la escultura, hay artistas que trabajan en instalaciones, hay artistas que trabajan con decorados de obras de teatro, opera, hay artistas reflexivos, hay artistas libres, hay artistas académicos antiacadémicos, hay artistas que aman su trabajo, hay artistas que desde el dolor se emancipan y gobiernan sus vidas, hay artistas que comparten, hay artistas que se guardan y salvaguardan del odio, hay artistas realistas, hay artistas abstractos….. ¡hay artistas que….! Todo esto y mucho más es parte identificativa de la obra de LITA CABELLUT.


El tulipán Negro 2014

     Escribo su nombre en mayúsculas, porque es una artista en mayúsculas, y me refiero a que es una artista a lo grande en muchos sentidos, Lita trabaja con grandes formatos: la mayoría de sus obras plásticas son de metro y medio por dos metros, pero también los rostros y figuras humanas son inmensas en cuanto a su impactante gestualidad, poder de la mirada y de una fisicalidad desmesurada. Lita Cabellut es metafísica pura. Lo bello, lo feo, tal y como lo tenemos aprehendido, en Lita no tiene la mayor importancia, son cualidades “non” destacables del ser humano. Lita le da una vuelta de tuerca a estos conceptos y los convierte en propios;  racial y no sólo de género, en cada poro de sus personajes se cala sus orígenes gitanos, mostrando una fuerza interior poderosa e inigualable.Su obra es bizarra -en el sentido de valiente y arriesgada-, y sus diferentes temáticas, siempre claro está partiendo de la figura humana, o más bien de personajes conocidos, o re-inventados por ella, nos hablan de algo más que del arte del retrato académico, son una mezcla de la psicología del personaje aunada a la de la propia artista, de ahí que esas miradas y poses tan intensas reten, desafíen al espectador, pero sin ápice de agresión. Cada obra, sea bien aislada, o perteneciente a una serie, Lita los aborda desde su “yo” personal, desde sus entrañas,  muy lejos de la desidia y la modorra de lo establecido, de la rutina insulsa y pertinaz. No es una retratista al uso, narra con sus pinceles y a través de sus personajes elegidos, documentos de vida, es su forma de plantear en forma de hagiografía sus lienzos.





Dried Tear 2014

     Pero sin lugar a dudas, Lita es una artista que ha conseguido ser reconocible, creando un estilo propio y singular que la hace tan diferente y original. desde sus comienzos hasta su obra mas reciente siguen un hilo conductor en cuanto a tratamiento pictórico se refiere. Mas allá de resultados bien figurativos, bien abstractos, la peculiaridad de su trabajo radica en el manejo las texturas y la profundidad en las obras , para ello durante años ha investigado y trabajado en una solución para sus fondos. Lo consigue mediante una técnica conocida como “cracking”, con arcilla como catalizador, en que la naturaleza orgánica de los materiales se descompone. Le suma el impasto expresionista que produce grietas por donde guiar el ojo más allá de lo visible. Las figuras están envueltas en un manto craquelado de pintura que le transfiere un aspecto antiguo, usado y ajado por el tiempo, parece como si de una piel se tratara; curtida y con cicatrices, que en muchas de sus obras son acordes con sus personajes, muchos de ellos extraídos de la historia y que Lita Cabellut refleja su gran admiración y personal homenaje a los grandes de la pintura, Velázquez, Zurbarán, Rembrandt, Bacon entre otros. Lita se apropia de sus obras y las reconvierte y renueva de tal manera, que ante cualquiera de sus retratos notamos la presencia de ambos artistas, es decir, presente y pasado, pasado y presente unidos pero si cabe dotados con mayor personalidad y carácter.


 CAMARON

     El lenguaje pictórico utilizado es de tintes realistas con fondos muy gestuales, pictóricos, que remiten al expresionismo abstracto de Pollock, -en su gestualidad,-  son su  vehículo para adentrarse en lo más intimo e interno del conocido-desconocido.
Quiero hacer incapié en tres artistas que a mi juicio se asemejan en su registro estético, independientemente de la personalidad y autenticidad de cada uno de ellos. El primero es Lucian Freud, el artista londinense retrata como nadie la vulnerabilidad del cuerpo usando como medio una carnalidad matérica, la fuerza que generan sus personajes, se encuentran también en los de Lita.
El uso de espacios, la forma de trabajar la luz, el sonido, la musicalidad de la pintura me lleva a pensar en la forma en la que Miquel Barceló, otro artista multidisciplinar trabaja lo que se conoce en pintura como celaje o fondo de una forma Neoexpresionista con grandes formatos y gran cantidad de masa pictórica.
Por último, la manera de representar las heridas de la vida, las cicatrices de la piel, la dureza de la vida, me conduce a revisar la obra de la artista inglesa Jennny Saville,  heredera de la Nueva figuración de los años 50 y 60, perteneciente al grupo Young British Artists, ambas tienen una forma parecida de visualizar a la  la mujer de hoy día, sin ningún tipo de idealización, sin buscar la belleza, sólo la veracidad, realizando paisajes en sus rostros y cuerpos.


Miquel Barceló           Lita ante una de sus pinturas

     Entiende la expresión artística como un acto muy íntimo y pasional “viene de algo muy profundo“… “El Arte es delirio y hay que dejarse llevar por él“… “El Arte se escupe“… “Por encargo no retrato ni al Rey”…  y reconoce como principal influencia a Camarón de la Isla “de quien más he aprendido” por encima de pintores y escultores.


Jenny Saville  / Lita Cabellut Impulse 10 (2010)

     Pero no sólo Lita trabaja en el campo de la pintura, como mencioné anteriormente es una artista multidisciplinar, produce obras escultóricas, instalaciones - que merecen otro texto-; Artista incansable, su último trabajo de agosto 2017: Lita Cabellut estrena con La Fura dels Baus el montaje de “Le siège de Corinthe” (El asedio de Corinto) en el Festival Rossini de Pésaro. Como hiciera Chagall en 1967 con “La Flauta Mágica” en el Metropolitan Opera de NYC, Lita ha elaborado los decorados, el vídeo y el vestuario del montaje, junto a 10 grandes lienzos que ha pintado para la ocasión. Una desbordante escenografía para la historia bélica y de amor de Rossini en que los vestidos de Lita son obras maestras que arropan a los protagonistas como una segunda piel cuarteada por el paso del tiempo.



lunes, 13 de marzo de 2017

DARIO VILLALBA. HUMANITAS

DARIO VILLALBA

Pocos artistas conjugan tan bien dos disciplinas artísticas como son la fotografía y la pintura. Tanto Monta, Monta Tanto; en las obras de Darío Villalba  no se sabe bien si asistimos ante una obra pictórica o fotográfica, y ahí reside la magia de su obra, convirtiéndola en algo mucho más complejo, incluso abstracto, dotando a sus piezas de un sentido bastante más amplio, como para entrar en tontas disputas si es una cosa u otra. 

 


Parte de su grandeza reside en la importancia que adquieren sus obras una vez finalizadas y /ó expuestas ante el espectador. Villalba trabaja tanto con fotos ya existentes de archivo, ó realizadas por el mismo. Una vez elegidas, aplica su creatividad sobre ellas, manipulándolas y dotándolas de un sentido mucho mayor que el que tenían por sí solas. No cabe duda que sus foto-instalaciones – pinturas muestran un diálogo entre las diferentes asignaturas artísticas, comportándose como un todo, siendo el proceso artístico mucho más complicado al aunar texturas, movimiento, espacio y tridimensionalidad en algunos de los casos.  A bote pronto lo primero que se ven son imágenes fotográficas a una escala bastante grande, pero cuando uno se acerca va apreciando como la fotografía hace de las veces de soporte para incluir unos golpes de pintura que cambiarán radicalmente el sentido y visión de la primigenia fotografía.

 

Son impactantes , pero no sólo por el tamaño, sino también por la temática escogida. Si atendemos a la iconografía de las imágenes, más que encontrarnos con un enamorado de la figura humana, explora el interior de la condición humana. De ahí que desde sus primeros trabajos eligiera personajes desolados, deprimidos, marginales, con un aspecto de haber sido abandonados por la vida y dejados a una triste deriva del existir. Con este punto de partida, Villalba nos introduce en su propio mundo de realidad y representación en los que hay cabida para el dramatismo, la oscuridad, el silencio, influenciado tal vez por la obra de Andy Warhol “Disasters” y de la tradición tan barroca española del claro-oscuro, dotando a sus imágenes fotográficas esa fuerza del blanco y negro que sólo es quebrada por los toques de pintura.

 

Ni es pop, ni conceptual, ni abstracto ni informalista. No caben categorías para encapsularle, cosa por otro lado, que a mi personalemtne tampoco me gusta.  Darío Villalba nace su carrera artística en un momento en la que estos movimientos artísticos se pelean, y le sirve para beber de ellos y a su vez ser contestatario a los mismos.  Se considera así mismo como el padre en España de la fotografía como pintura, y no es en vano, en su época en New York relataba como se encontraba personajes llenos de alma, sobre todo cuando viajaba en metro, de ahí que comenzó con los retratos de personajes marginales que mostraban su alma. Más adelante comenzará a crear sus llamadas “encapsulaciones”, en las que estos personajes adquirían una dimensión mayor, provocando en el espectador una sensación de  congelación del ser humano, que como el bien explica se convierten en la mentira de la fotografía y la mentira de la pintura. Su lenguaje artístico plasma la desnudez del alma, con imágenes potentes no sólo de rostros apasionados, decaídos, diletantes, sino de manos, pies que muestran y demuestran lo que puede dar de sí la vida. En sus propias palabras "En estos momentos hay un mareo de fotografía que no me interesa. Yo la utilizo como una técnica para alcanzar el alma en mis obras pictóricas, al hombre, al ser humano, a veces en sus estados más marginales, otras en los estados más heroicos o místicos".


En sus ultimas décadas Villalba trabaja los polípticos que llenan el espacio de vida y de muerte, de soledad , de desamparo, de indefensión, pero también de alegría. Trabajador e investigador incansable, sigue mostrando en sus fotografías, sus encapsulaciones de metacrilato y vidrio, sus collages, sus pinturas la esperanza de la vida, y de un cierto tenebrismo que se muda en una luz intermitente en nuestras vidas. Son por lo tanto, documentos de vidas, documentos de su vida, documentos de nuestras vidas futuras.











jueves, 12 de enero de 2017

Cecilia Gala. "Butoh"

Butoh. Cecilia Gala pura conciencia "butohista"

Recientemente en Paris acudí a ver una representación en la casa franco-japonesa de un espectáculo de Danza Buto. Poco sabía yo hasta ese momento, tan solo unas pequeñas nociones. En mi afán de curiosidad - a parte de mi cariño especial por una de las bailarinas-, entré dispuesta a "darlo todo" como se dice en los vastos ámbitos de la vida. Cual fue mi sorpresa al encontrarme un espectáculo muy digno, elegante, pero sobre todo en el que no sales indemne. Aludiendo a un dicho mexicano " me hicieron mover el tapete", mi cabeza comenzó a trabajar a velocidades desorbitadas, justo al contrario que los movimientos acompasados y tan minuciosos a la vez que casi imperceptibles de los bailarines.



Donde empieza la improvisación? Donde finalizan los pasos coreografiados, meditados? 
Tienen una técnica tan depurada y exquisita, que el espectador no capta cuales son improvisados y cuales han sido realizados bajo una coreografía. El danzarín de butoh trabaja con ambas técnicas, produciendo escenas  que provocan grandes reflexiones en el espectador. El Butoh tiene mucho de espiritual, aunque mi percepción fue de un trabajo extraordinario de poder de la mente y la conciencia sobre el cuerpo, llegando casi incluso momentos catárticos. Los movimientos que van surgiendo vienen de las entrañas del bailarín. La música es un acompañamiento, pero lo verdadero importante es el cuerpo - en la mayoría de los casos desnudo o semi desnudo, símbolo tan oriental de la filosofía de los dicotómicos yin-yan, del arraigo a la tierra y su contraparte su cosmos espiritual-celestial.


Como bien lo define Cecilia Gala el “butoh” tiene mucho de visceralidad e improvisación. No es danza, pero tampoco expresión corporal, conceptos ambos muy amplios yen su existencialidad, pero si se puede decir que el butoh Incluye tanto en sus aspectos técnicos mucho de ambas,; podría definirse como   movimiento en su máximo exponente. La gran expresividad lleva al puro deleite del artista. No se en  que momento me pierdo o se pierden con movimientos espasmódicos, vibrantes, a veces de tal magnitud en su lentitud, que estas esperando con no cierta angustia de lo que pueda suceder.  De ahí que para algunos sea una pantomima y para otros sea una evolución dentro de la danza.
Estas pequeñitas piezas de performance nos  hablan de  algún determinado concepto? Una Palabra? Un sentimiento? No se..., pero esto no tiene la mayor importancia, ya que soy de las que pienso que ante ciertas disciplinas artísticas contemporáneas, aunque haya una idea profunda detrás, el espectador es parte culminante de la obra, y el deleite o disfrute estético u/o mental tiene mucho que ver con nuestra actitud…


De oriente beben en su magnitud y quietud de aquellos movimientos acompasados, suaves que combinados con otras técnicas  menos ancestrales conforman un todo  complejo. Es pura concentración, cada pequeña partícula del cuerpo esta en puro reposo o en máxima tensión. En cuanto a su estética no solo tienen de referente a Oriente, algunas de sus imágenes de lo "grotesco" lo "feo" , "la cruenta realidad del ser humano" tiene su origen en movimientos de vanguardia europeo como son el expresionismo alemán, -tan    crudo y veraz en sus representaciones-.

El butó o butoh surgió en Japón en 1959 de la mano de Tatsumi Hijikata -muy influido por Baku Ishi, el padre de la danza moderna japonesa- llevó a escena en su obra Forbidden Colours un texto de Mishima que abordaba el tema tabú de la homosexualidad. La sorpresa fue aún mayor cuando en mitad de la representación una gallina era estrangulada entre las piernas de un hombre acurrucado. La escasa politización de la danza en Japón durante la ocupación norteamericana liderada por Douglas Mac Arthur-a diferencia del Kabuki, castigado por la moralizante reforma Meiji y más tarde mirado con sospecha y sometido al escrutinio de la censura norteamericana- permitió la experimentación en este campo, que culminó con Forbidden Colours. En colaboración con Kazuo Ohno, Hijikata creó un estilo influido por las danzas rurales japonesas -como reacción a la occidentalización que sufrió la escena nipona durante la ocupación- .

Otro factor a tener muy en cuenta fue el suceso tan terrible y las no menos apocalípticas consecuencias  de la bomba atómica. A partir de ahí surge una conciencia de humanidad muy fuerte que echa sus raíces en este arte preocupado por las sutilezas del alma, un alma que no quiere agradar -de ahí lo grotesco de sus imágenes- sino expresarse. Las imágenes de personas devastadas física y psíquicamente, la marcha de millones de japoneses degradados en su esencia, cuya estampa de muertos vivientes con un largo y lento caminar hacia un futuro incierto, fueron de gran influencia para esta nueva danza que surgía en el ocaso de los años 50. 

Cecilia Gala es una de las grandes estudiosas hoy en día de la danza butoh. Su trayectoria comenzó como bailarina de clásico, pasando posteriormente por estudios en danzas españolas, jazz, contemporáneo, llevándola a graduarse por la Universidad de Madrid en Artes escénicas, Teatro y Danza, culminando sus estudios con un máster coronado con un estudio profundo en esta nueva técnica de danza. Desde entonces ha recorrido diferentes lugares como Grecia, Argentina, Francia, Alemania, entre otros,  siguiendo a bailarines de butó y aprendiendo con ellos.
Su constancia, perseverancia, trabajo exhaustivo la han hecho encontrar en el butoh un medio para mostrarnos todo aquello del interior del ser humano. Gala tiene una excelente condición física, sin la cual no podría ejercer esta técnica tan dura en cuanto al extremado control que se requiere ejercer sobre la mente, y de esta manera el cuerpo transmita pausados e inapreciables movimientos de los cuales Cecilia es una experta, gracias a su incansable ganas de mejora e aprendizaje. Su elegancia en cada paso configuran un paisaje de tímidos pero firmes gestos corporales que van desprendiendo  su inmensidad espiritual y personal y consiguen sumergirse en el espectador de tal manera que llegas a sentir esa fragilidad de la materia corpórea.  
!Sin mas, un puro deleite para los sentidos!